Zev Hoover
Zev Hoover, más conocido en Flickr como fiddle oak, es un joven de Massachusetts que, con apenas 12 años, demuestra un gran dominio en el arte de la fotografía y la postproducción. Educado en casa por su madre, divide su tiempo libre dando paseos en bici, inventando origamis, tocando la viola o creando los seres diminutos que ahora presentamos. Llama la atención cómo, durante la entrevista, uno comprueba que la profundidad de sus imágenes se intercalan con el espíritu libre de un niño que tiene toda la vida por delante y un mundo por descubrir.
Entrevista a Zev Hoover
Zev Hoover: Probablemente fuera debido a las cámaras fotográficas antiguas. Me resultaba adictivo y encantador el click mecánico de una vieja Nikormat que había por casa. En realidad, antes de empezar en esto de la fotografía, me dediqué más bien a manipular y trastear con los mandos de la cámara... Comencé a tirar fotos cuando me fijé en lo que hacía uno de mis hermanos mayores (que estaba muy metido en el tema), pero no fue hasta los 8 años cuando tuve mi primera cámara de verdad (una Canon S3 IS).
Doze Magazine: ¿Quiénes son tus referentes en este campo del arte?
Zev Hoover: Me siento enormemente inspirado gracias a los maravillosos amigos y fotógrafos que he conocido través de Flickr. Si no fuera por esta red social, no sé si estaría haciendo fotos en estos momentos ya que su comunidad me proporciona una gran motivación para seguir adelante. Por otro lado, mis padres son arquitectos, además, mi madre es artista del vidrio y tres de mis hermanos se dedican al mundo del arte. La verdad es que tengo todo tipo de influencias en casa para continuar con mi trabajo.
Doze Magazine: Los protagonistas de tus fotografías nos muestran un pequeño mundo idílico en el que destaca la belleza de los momentos cotidianos ¿Es una fantasía de lo que te gustaría que fuera el mundo real?
Zev Hoover: Realmente no creo que deba tanto a cómo me gustaría que fuera el mundo, más bien es cómo lo entiendo yo si se observara desde muy cerca. Por otro lado, considero que es una manera interesante de apreciar la naturaleza ya que un campo abierto no es necesariamente más atractivo en fotografía que el diminuto rincón que puedes encontrar en la corteza de un árbol.
Doze Magazine: ¿Por qué tus personajes solo miden dos pulgadas? ¿Es acaso una manera de demostrar que el ser humano es insignificante frente a la naturaleza?
Zev Hoover: No en particular. Es más bien al contrario ya que, todo aquello que es pequeño y puede considerarse por algunos como algo normal o intrascendente, representa todo un mundo para otros. Además, teniendo en cuenta que la mayor parte de los animales del planeta son mucho más pequeños que los humanos, resulta humillante echar un vistazo y comprobar el abuso y maltrato que se ejerce sobre el entorno natural más diminuto.
Doze Magazine: ¿En qué te inspiras para crear tus imágenes?
Zev Hoover: Como cualquier otra persona me inspira el mundo que me rodea. Hay infinidad de elementos y simientes a mí alrededor para conseguir fotos maravillosas. También me motiva lo divertido que resulta el proceso en sí: desde buscar las localizaciones hasta las horas de edición pausada. Para mí no hay nada como la cada vez más maravillosa y satisfactoria sensación que tienes cuando compruebas que la imagen, en la que has estado trabajando durante un par de horas, ha llegado a ser algo que realmente te gusta.
Doze Magazine: ¿Con qué equipo fotográfico trabajas? ¿Cómo es el proceso de producción de tus obras?
Zev Hoover: En estos momentos utilizo una Nikon D7000 a la que llamo Betsy y un viejo objetivo Nikon 50mm f/1.4 AI, a ambos les he terminado cogiendo mucho cariño. La mayor parte de mis imágenes son una mezcla de, al menos, dos fotografías (aunque, por lo general, suelen ser muchas más) y un montón de “monerías” en Photoshop. Para conseguir que los protagonistas de mis imágenes parezcan diminutos, tengo que hacer una fotografía del fondo y otra de la persona; por supuesto, el ángulo, la dirección y la intensidad de la luz tienen que ser lo más parecidas posible entre ellas. Posteriormente, tras un largo proceso de edición, me aseguro de que las sombras o reflejos y los colores se igualen para que efecto simule una única toma.
Doze Magazine: ¿Cómo es un día cualquiera en tu vida? ¿Y cómo es un día en tu vida sin la fotografía?
Zev Hoover: Yo soy un homeshooler (estudiante educado en casa) por lo que, a diferencia de la mayoría de los chavales de mi edad, no paso largas horas metido en el aula de un colegio. En realidad, sucede todo lo contrario ya que nunca estoy en un aula. Mi madre se encarga de mi educación y, gracias a ello, dispongo de mucho tiempo libre para hacer aquello que me apasiona. Si un día no hago fotos, mi vida se resume, principalmente, en dar largos paseos en bicicleta por la colina y el arroyo, inventar origamis, tocar la viola, trepar por los árboles, leer tutoriales de Photoshop y, tal vez, pasando demasiado tiempo viendo vídeos de Youtube (sonríe).
Doze Magazine: ¿Tienes nuevos proyectos fotográficos a la vista?
Zev Hoover: Actualmente no (estoy a punto de empezar a jugar con plastilina...), lo que sí que me gustaría es intercalar mis trabajos en fotografía con otros de vídeo.
Doze Magazine: Con tan sólo 12 años ya demuestras un gran dominio de la fotografía ¿Qué esperas obtener de ella? ¿Dónde te ves dentro de 10 años?
Zev Hoover: A lo largo de los últimos cinco años me he sumergido en estilos completamente diferentes. Al principio todo lo que hacía eran paisajes en HDR (y decía que nunca fotografiaría a personas). Luego me centré en los macros y, posteriormente, casi todo lo que fotografiaba eran animales de peluche. Actualmente, como podéis comprobar, me dedico a recrear personas en miniatura junto con algún que otro escarceo con los autorretratos. ¿Quién sabe si alguna vez encontraré mi estilo, si el año que viene estaré sin hacer nada, tirando panorámicas, editoriales de moda o seguiré recreando escenas en miniatura? En cierto sentido, en algún momento espero encontrar un estilo propio para llegar a ser tan bueno como sea posible; no obstante, hay otra parte de mí que quiere probarlo todo y no dejar de evolucionar nunca.